Intervención médica ante este trastorno
Actualmente, pocos cirujanos cumplirán los deseos de las personas con trastorno de identidad de la integridad corporal.
Debido a razones éticas y jurídicas, la cirugía deseada es difícil de realizar. A pesar de estos problemas, varios pacientes lograron la amputación deseada, en la mayoría de los casos con una cirugía pagada en efectivo en un país menos desarrollado.
Algunos de estos pacientes actúan como si fueran verdaderos amputados, usando prótesis y otras herramientas que ayudan a calmar sus ansias de invalidez.
Otros, que realmente se han amputado algún miembro, han llamado a los medios de comunicación para conceder entrevistas telefónicas. En estos testimonios se narra cómo algunas personas han permitido, por ejemplo, que un tren pase sobre ellos, o que hayan dañado sus extremidades tan severamente que los médicos no tienen otra opción que cercenarles.
A menudo, la obsesión se centra en un solo miembro. No obstante, el trastorno de identidad de la integridad corporal no conlleva solamente la amputación: se trata de alterar significativamente la integridad del cuerpo. Algunas personas sienten el deseo de convertirse en paralíticas, ciegas, sordas, o usar dispositivos ortopédicos. Otros fingen ser amputados al utilizar muletas y sillas de ruedas en la vía pública o en sus hogares.
Los tratamientos existen principalmente en forma de medicamentos. Se piensa que los medicamentos similares utilizados para el TOC (trastorno obsesivo compulsivo), ayudan a minimizar el deseo de amputación en pacientes con BIID.
La terapia psicológica, la medicación psicofarmacológica y las técnicas de relajación han tenido poco efecto y, en ocasiones, han aumentado el deseo.
Ninguna de las personas que tienen BIID ha lamentado la cirugía, por el contrario tienen cambios positivos en todas las áreas de la vida.
Las consecuencias negativas a menudo asumidas de una amputación o cirugía adicional no ocurren. Realizar el deseo de una persona afectada por BIID, podría ser una posible forma de terapia, cuando otras terapias no han mostrado efectos, ni avances.