Para tener en cuenta…Esta información debe utilizarse con fines educativos. No debe interpretarse como consejos médicos o un diagnóstico, condición o enfermedad.

¿Qué es la diabetes?

La diabetes mellitus es un proceso crónico que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que genera. El pie es una de las partes del cuerpo que puede verse más afectada por esta enfermedad, dando lugar a lo que conocemos como pie diabético.

La diabetes es una de las enfermedades de más alta prevalencia en el mundo al igual que sus complicaciones crónicas. El pie diabético es una grave complicación de la diabetes mal controlada que daña los nervios de sensibilidad y la arterias que oxigenan el pie formándose ulceras que se infectan fácilmente, no cicatrizan, se profundizan, los tejidos se necrosan y terminan en amputación.

Los diabéticos, como todas las personas, pueden desarrollar problemas en los pies tales como el pie diabético; sin embargo, en ellos convergen múltiples factores que hacen que incluso los problemas más simples y normales puedan empeorar y llevar a complicaciones severas.

¿Qué es el pie diabético?

El pie diabético es una alteración clínica que se produce por mantener unos niveles de glucosa más elevados de lo habitual.

Se caracteriza por:

  • Una disminución de la sensibilidad en el pie (neuropatía).
  • Una disminución de la circulación de la sangre (isquemia).

Ambos factores pueden predisponer la aparición de una ulceración en el pie.

Las complicaciones relacionadas con el pie diabético, úlceras y amputaciones se producen generalmente como consecuencia de neuropatía diabética y anomalías anatómicas con o sin coexistencia de arteriopatía periférica.

Las úlceras del pie diabético pueden prevenirse con una adecuada estrategia que comprenda el cribado, la clasificación del riesgo y las medidas efectivas de prevención y tratamiento.

Son factores de riesgo de úlceras en el pie diabético, en orden de importancia: mal control glucémico (HbA1 > 9 %); diabetes de larga evolución (>10 años); amputación previa de la extremidad inferior; mala visión; ausencia de pulsos; úlcera previa en el pie y deformidad en los pies.

El pie diabético es un síndrome complejo. Está caracterizado por diferentes escalas de gravedad en infección, isquemia, neuropatía y edema. En el pie diabético se produce destrucción de tejidos en extensión, profundidad y áreas anatómicas que puede llevar al paciente a la amputación o a la muerte, sobre todo, si el paciente tiene comorbilidades asociadas y su estado clínico está muy afectado.

Se estima actualmente que entre un 15% y un 20% de los diabéticos presentarán una úlcera en sus pies, en el transcurso de su evolución y de ellos un 30% sufrirá una amputación.

Tipos de neuropatía

Los pacientes diabéticos con frecuencia desarrollan problemas en los pies: generalmente secundarios a sus efectos fisiopatológicos a nivel de los nervios neuropatía, que resulta en alteración de la sensibilidad y movilidad a nivel de pies y dificultad para la deambulación.

Neuropatía motora: Manifestada por dolor y alteraciones de la movilidad.

Neuropatía sensitiva: Alteración de la sensibilidad al frío, al calor y/o al dolor. El paciente podría andar días con una piedra en el zapato sin notarlo; o es posible que no sienta una lesión en los pies, hasta que tenga una lesión e infección de la piel.

Neuropatía neurovegetativa: La piel de los pies suele secarse mucho; es posible que se pele o agriete. El problema es que los nervios que controlan la grasa y humedad se encuentran alterados.

La neuropatía, en asociación con la insuficiencia vascular y/o enfermedad arterial periférica (mala circulación) y cambios en la forma de los pies o dedos, propician un ambiente ideal para lesiones de piel y partes blandas, progresivamente profundas y crónicas en los pies; que secundariamente se infectan, pudiendo evolucionar hasta llegar a la osteomielitis (infección ósea), particularmente en individuos con factores de riesgo. El síndrome de pie diabético es causado por isquemia de piel, partes blandas y hueso en miembros inferiores.

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Epidemiología

La incidencia de infección del pie en diabéticos es de 30 a 40 casos/1000 personas con diabetes, por año. Se sabe que 60% a 80% de las personas con infección de pie diabético tiene osteomielitis confirmada; la osteomielitis dentro de este cuadro agrava el riesgo de amputación.

Factores desencadenantes o riesgo de infección para el pie diabético:

  • El tiempo de diabetes, mas de 10 años.
  • Hiperglucemia no controlada.
  • Discapacidades como disminución de la visión.
  • Neuropatía motora, sensitiva y autónoma periférica: El control metabólico. La presencia de neuropatía diabética.
  • Insuficiencia arterial: La presencia de enfermedad arterial periférica.
  • Deformidades neuroosteoartropáticas: La presencia de deformidades o alteraciones en la biomecánica del pie (PIE DE CHARCOT, Hallux, dedos en garra etc).
  • La presencia de infecciones.
  • Úlceras y amputaciones previas.
  • Conducta de inadaptación: Estilo de vida (sedentarismo, cigarrillo, alcohol, abandono, comorbilidades no controladas, factores nutricionales.

¿Cuándo se presenta?

El síndrome de pie diabético no se presenta a una edad específica; sin embargo, se suele ver con mayor frecuencia, mayor severidad y a más temprana edad en los individuos con controles de su nivel glicémico más deficientes, mayor tiempo de evolución de la enfermedad y comorbilidades asociadas.

¿Qué puedo hacer para controlar el pie diabético en sus primeras etapas?

La piedra angular del manejo del pie en los pacientes diabéticos es la prevención; ya que la neuropatía es una consecuencia esperable de la propia enfermedad.

1. Observa a diario el pie

Es aconsejable que todos los días observemos con detenimiento los pies, prestando especial atención a la punta del dedo gordo, al resto de dedos sobre todo por la parte de abajo, al talón y a la planta sin olvidar tampoco la zona exterior del pie. Si vemos que aparece alguna rozadura, herida o enrojecimiento lo ideal es acudir a un especialista.

Lo ideal es la observación directa del pie diariamente, en la búsqueda de lesiones o evidencia de futuras lesiones de una manera oportuna y temprana. Esta observación la puede realizar un familiar, un cuidador o usted directamente.

2. Mantener limpios los pies

Mantener la piel limpia, fresca y humectada mediante el uso de cremas libres de alcohol, pues la resequedad de la piel del pie es la vía de acceso de múltiples lesiones. Después de bañarse, debe secarse muy bien los pies y ponerse una capa de vaselina simple, crema de manos sin olor u otro producto humectante.

No se ponga aceite ni crema entre los dedos. La humedad adicional propicia infecciones. No se remoje los pies, esto puede resecar la piel.

Es recomendable hacerlo con agua tibia y jabón. Cabe recordar que muchos pacientes no tienen sensibilidad en esta parte del cuerpo y no sentir el agua demasiado caliente puede generarle una quemadura. Por este motivo, también tendremos que evitar calentar los pies con bolsas de agua.

En síntesis el secar bien los pies también será fundamental al igual que hidratarlos con cremas específicas, cuidarlos para evitar la aparición de callosidades o durezas o aplicar unos polvos si sudan en exceso.

3. Uso de medias especiales

El uso con cambio diario de medias especiales de prevención, que son acolchadas y que son particular y técnicamente hechas para la prevención de las lesiones del pie del diabético, mediante mecanismos antisudorales, antimicóticos y porque su color blanco pone fácilmente en evidencia secreciones o sangrados.

Recuerde es mejor que sean sintéticas, sin grandes costuras y que no aprieten ya que así la sangre circulará mejor.

4. Calzado especial y plantillas personalizadas

Los mejores zapatos son los de piel. Es recomendable revisar su interior todos los días ya que una pequeña piedra, por ejemplo, puede causar una herida.

El calzado, que debe ser adaptado al tipo de pie que se tenga con características que protejan de lesiones y que eviten deformidades. Existen fundamentalmente 3 tipos de calzado utilizables en la terapéutica del pie diabético que son: calzado preventivo, terapéutico y de rehabilitación.

Aspectos más relevantes en cuanto a sus características:

  1. – Escoger un calzado que no oprima ni desajuste y sea ligero.
  2. – La numeración basada en la anchura del antepié.
  3. – La pala debe ser amplia y alta (licra preferentemente).
  4. – El interior no debe llevar costuras.
  5. – La suela tiene que ser de goma y antideslizante.
  6. – El tacón debe tener 2 o 3 centímetros.
  7. – Calzado acordonado o con velcros.
  8. – Contrafuerte semirrígido.
  9. – Los materiales del corte del calzado deben ser traspirables como la piel.

Si se estrenan zapatos o zapatillas, hay que intentar llevarlos por la tarde y menos de una hora al día. Además, en la casa no se debe caminar descalzo, sino con unas zapatillas cómodas. Tampoco por piscinas o playas debe estar descalzo.

Uso de zapatos adecuados, que no ocasionen microtraumas al tejido, así como adecuadas plantillas personalizadas que permiten mayor comodidad.

5. Cuidado al cortar los callos o las uñas

Callos; si estos no se cortan, la piel se pone más gruesa, se quiebra y le salen llagas abiertas. Los pacientes no deben cortarse los callos, eso puede producir llagas e infecciones. Tampoco trate de eliminar los callos con sustancias químicas, ya que podrían quemarle la piel.

El uso diario de una piedra pómez ayuda a mantener los callos bajo control. Lo mejor es usar la piedra pómez con la piel mojada. Póngase crema inmediatamente después de usar la piedra pómez.

El corte debe ser recto utilizando un cortaúñas o un alicate recto, e intentando no dejar nunca esquinas ya que esto nos puede generar una lesión en la piel. En pacientes con diabetes, una pequeña herida a la que podríamos no darle importancia puede ser el punto de partida de una posible infección.

6. Una comunicación sincera

La comunicación directa, honesta, inmediata y de confianza entre el paciente, su familia y el equipo de manejo interdisciplinario.

7. Mejores hábitos

Suspender del todo el vicio de fumar; quizá es uno de los factores más importantes. Dieta balanceada. Adecuada hidratación. Evitar el sedentarismo, practicando deportes adecuados a su condición y edad.

8. Factores de salud

Mejorar el control glicémico. Adecuado control de las comorbilidades (hipertensión arterial y dislipidemia).

¿Qué consecuencias puede acarrear el mal control del pie diabético?

  • Tipos de úlceras.
  • Ulceración.
  • Infección: osteomielitis.
  • Amputación: Los diabéticos tienen probabilidades mucho más altas que otros de que se les ampute un dedo del pie, el pie o pierna.

¿Qué cuidados debo tener cuando ya padezco de pie diabético en etapas avanzadas?

En la mayoría de los casos, es posible prevenir las amputaciones con estrecho control médico, automonitoreo y calzado adecuado.

Con el tratamiento adecuado de las infecciones diabéticas del pie en etapa incipiente disminuye la frecuencia de amputación.

Siempre debe consultar a su médico, ya que el manejo será a nivel hospitalario o con manejo ambulatorio monitorizado con una relación estrecha con médico y enfermera.

Adecuado manejo de la enfermedad

Un documento consensuado de la ADA (American Diabetes Association) identificó 6 intervenciones eficaces para tratar lesiones de pie diabético:

Liberación de peso:

Eliminar por completo la presión sobre la úlcera, removiendo así el traumatismo mecánico que retrasa la cicatrización. El reposo en cama y una variedad de dispositivos ortopédicos o férulas limitan la carga de peso en heridas o puntos de presión. Cambios de posición frecuentes.

Desbridación:

La desbridación quirúrgica es importante y efectiva; sin embargo, se necesita demostrar la eficacia de otras modalidades para mejorar la cicatrización (enzimas, humectación e hidroterapia con irrigación).

Cobertura de las heridas:

La cobertura de las heridas, por ejemplo, con apósitos hidrocoloides, promueve la cicatrización al proteger y crear un ambiente húmedo.

Uso adecuado de antibióticos:

Evitar el uso de agentes antisépticos. Los antibióticos tópicos tienen un valor limitado.

Revascularización.

Amputación limitada:

Es necesario referir a los pacientes a terapia física, evaluación ortopédica y rehabilitación una vez que se controla la infección.

La mejor forma de prevenir el pie diabético y sus complicaciones se basa en el control adecuado del nivel de glicemia; con estilos de vida saludables, fármacos hipoglicemiantes y una insulinización temprana. No se automedique, visite a su médico para una valoración profesional y segura.

Prueba con monofilamento

El cribado es un control preventivo que tiene una periodicidad. Se recomienda realizar el cribaje neuropático y vasculopático para comprobar el estado y la evolución de la enfermedad.

Los programas estructurados de cribado en pacientes con riesgos disminuyen la aparición de úlceras y amputaciones (menores y mayores).

Frecuencia: El cribado debe realizarse en todos los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 en el momento del diagnóstico y al menos con una periodicidad anual.

Se recomienda la clasificación del paciente en 4 categorías de riesgo en función de los factores de riesgo. La frecuencia de las revisiones difiere en cada categoría (Tabla 1).

 

Tabla 1  Clasificación del riesgo de pie diabético y frecuencia de inspección según consenso  International Working Group on the Diabetic Foot (IWGDF)
Categoría Perfil de riesgo Frecuencia de exploración
0 Sin neuropatía periférica: Sensación
normal. +/- deformidad del pie.
Diabetes.
Control anual. Calzado normal. Educación sobre calzado.
1 Neuropatía periférica: Pérdida de sensibilidad. No deformidad.
Diabetes.
Controles semestrales. Plantillas blandas. Educación al paciente.
2 Neuropatía periférica con arteriopatía y/o deformidades: Pérdida de sensibilidad. Deformidad. Diabetes. Control cada 3-6 meses. Ortesis sobre medidas (Plantillas). Formulación de calzado – Educación al paciente.
3 Neuropatía periférica e historia de úlcera o amputación previa. Pérdida de sensibilidad. Deformidad Historia de ulceración. Diabetes.  Controles bimestrales. Órtesissobre medidas. Formulación de calzado. Educación al paciente.

 

En los pacientes de riesgo bajo sería adecuada la revisión anual, ya que el 99,6 % (IC: 99,5 %-99,7 %) permanecen libres de ulceración a los 1,7 años de seguimiento.

Exploraciones

Se recomienda realizar la exploración en tres pasos: inspección, evaluación de la neuropatía y evaluación de la arteriopatía.

Exploraciones sencillas son efectivas para predecir aquellos pacientes que presentan un riesgo elevado para el desarrollo de úlceras en el pie:

Paso 1:

Inspección visual del pie cuidadosa para identificar deformidades anatómicas (prominencias óseas, incremento de la anchura del pie, pérdida de masa muscular, dedos en garra, dedos en martillo); lesiones en la piel; alteraciones de las uñas; hiperqueratosis o presencia de amputaciones previas e inspección minuciosa del calzado para detectar probables zonas de roce.

Paso 2:

Evaluación de neuropatía sensorial, especialmente la detección de la pérdida de sensibilidad protectora mediante la exploración con monofilamento 10 mg (Semmes-Weinstein 5.07) y otra exploración entre las siguientes: diapasón 128 Hz, pinprick test, reflejos aquíleos o biotensiómetro.

La tendencia actual es a simplificar al máximo la detección de la neuropatía periférica, principal factor de riesgo de las úlceras del pie. La exploración con monofilamento es la más recomendada por presentar mayor sensibilidad y especificidad de predicción de aparición de úlceras y amputaciones y tratarse de una exploración fácil de hacer, rápida, barata y aceptable para el paciente.

Debe aplicarse como mínimo en 3 puntos distales plantares (pulpejo del primer dedo y cabezas del primero y quinto metatarsiano en cada pie), considerando positiva la pérdida de sensibilidad en al menos uno de ellos (Figuras 1 y 2). También se ha mostrado adecuada para predecir la incidencia de neuropatía en pacientes con diabetes.

Si no se dispone de monofilamento, se puede sustituir por el Ipswich Touch Test (IpTT). Este test consiste en presionar con el dedo índice ligeramente durante 1-2 segundos sobre la punta del primer, tercer y quinto dedo y el dorso del primer dedo de cada pie y se ha mostrado eficaz para detectar el riesgo de ulceración si hay ≥ 2 zonas insensibles.

Paso 3:

Evaluación de la arteriopatía: anamnesis dirigida (dolor al caminar que indique claudicación) y palpación de pulsos pedios y tibiales. En pacientes seleccionados, determinación del índice tobillo-brazo (ITB).

La determinación del ITB se deberá priorizar en diabéticos con úlceras en los pies, síntomas en extremidades inferiores, alteraciones en la exploración (ausencia de pulsos periféricos, pérdida de la sensibilidad protectora, deformidades en los pies) o fumadores, aunque debemos tener en consideración que la sensibilidad de esta prueba es más baja en pacientes con diabetes debido a la calcificación de la capa media arterial que a menudo presentan.

Tratamiento

Prevención de las lesiones: Control glucémico adecuado. Abstención tabáquica. Fomentar el autocuidado de los pies. Si hay callosidades, derivar al podólogo u especialista mas adecuado. Si hay deformidades anatómicas, valorar tratamiento ortopédico (preferible) o quirúrgico.

Tratamiento de las lesiones

Hiperqueratosis: vaselina salicílica.

Callosidades: escisión, preferiblemente por podólogo.

Fisuras: antisépticos; rodetes de protección.

Úlcera no infectada: curas diarias; retirada de esfacelos; descarga del pie.

Úlcera infectada: toma profunda de cultivo, radiografía, tratamiento empírico previo a resultado de cultivo:

• Infección superficial: antibióticos frente a estreptococo y estafilococo aureus.

• Infección profunda que no amenaza la extremidad: antibióticos frente a bacilos gram negativos y anaerobios (generalmente flora polimicrobiana). Valoración en cirugía o Unidad de Pie Diabético si es posible.

• Infección profunda que amenaza la extremidad: derivación urgente a cirugía (Unidad de Pie Diabético) y tratamiento con antibiótico de amplio espectro por vía parenteral.

Aplicación de monofilamento

Perpendicular a la superficie; hacer presión hasta que se curve y retirar (contacto no superior a 1-2 segundos)

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