Dolor y amputaciones de extremidad superior
Desgraciadamente, muchas personas con amputación de extremidad superior o inferior experimentan dolores relacionados con la amputación. Durante el ejercicio de mi profesión he visto que las personas con amputación de extremidad superior parecen tener más problemas de dolor intenso relacionado con la amputación. Este dolor puede deberse a neuromas, el crecimiento en forma de champiñón que suele producirse en las terminaciones de los nervios dañados. Los neuromas en los brazos tienden a ser mucho más sensibles y molestos debido a la presión, que los neuromas en las piernas. Asimismo, aunque las personas con amputación de extremidad superior o inferior pueden experimentar dolor fantasma, el dolor tiende a ser más intenso en la extremidad superior. A menudo, el dolor fantasma posicional conlleva la sensación de que la mano y la muñeca que faltan son forzadas a mantener una posición de agarre muy torcida.

Como expusimos anteriormente, el dolor de las extremidades superiores de las personas con amputaciones puede estar relacionado, en parte, con el espacio que el cerebro dedica a las manos. En resumen, puede que el cerebro se enfoque más en las manos. Además, normalmente la mano tiene más fibras nerviosas sensibles. Por ejemplo, usamos las manos para sentir si algo está frío o caliente, afilado o desafilado, áspero o suave, porque el tacto es más intenso en los dedos y las manos. Las manos se encuentran en el extremo del “sistema erector” de los brazos, por lo que están diseñadas para que las usemos para tocar, colocar y agarrar.
Prótesis
Las prótesis de extremidad superior son más complejas y complicadas que los dispositivos protésicos de extremidad inferior. Recuerde: las manos realizan una gran variedad de actividades, desde delicadas y precisas a las de potencia industrial. La función principal de nuestras piernas es caminar. Las prótesis de extremidad inferior realizan un trabajo increíble a la hora de ayudar a la gente a caminar de nuevo. Verdaderamente, reemplazan la función principal de caminar y, a veces, incluso de correr. Pero a nuestras manos les exigimos más.
Tanto si se trata de levantar una taza, mover una silla o rascarse la cabeza por detrás, usted utiliza las manos innumerables veces por minuto para realizar diversos movimientos en un plano tridimensional, aunque estos se unan en un movimiento único para terminar las tareas. A pesar de los numerosos y maravillosos avances tecnológicos en el campo de la ingeniería protésica, las prótesis de extremidad superior no pueden, sencillamente, copiar todos estos movimientos. Normalmente, no necesitamos vernos las manos mientras éstas trabajan. Pero una persona con una prótesis de extremidad superior sí necesita el contacto visual con el dispositivo para asegurarse de que está haciendo lo que quiere hacer, donde necesita hacerlo.
Por ejemplo, si quiere agarrar una taza, usted piensa: “Sin problema”. Alarga la mano, agarra la taza, se la lleva a la boca, bebe y la vuelve a poner en su sitio, todo ello como si de un único movimiento continuo se tratara. Pero, en realidad, para desempeñar esta sencilla tarea se realizaron muchos y complejos movimientos. Puede que no haya sido consciente de ello, pero parte de su cerebro “disparaba” órdenes constantes, como si se tratara de un controlador aéreo: “Hombro hacia adelante; codo abierto; rotación, apertura y cierre de la mano; elevación de la muñeca, sin inclinarla, sin derramar nada; llévesela a la boca; poco a poco, ahora pare; compruebe la temperatura antes de proseguir”. El cerebro procesa millones de cosas al mismo tiempo, aunque apenas somos conscientes de ello, si es que lo somos… La mano nos proporciona tantas respuestas sensoriales, detalles que una prótesis, simplemente, no puede transmitir al cerebro. Como dijo Helen Keller: “A veces me pregunto si la mano no es más sensible que el ojo a la belleza de la escultura”.
El uso protésico de la extremidad superior requiere pensar muchísimo para desarrollar fluidez y agilidad manual. De hecho, pensar en ello puede resultar tan complicado que se convierte en algo abrumador. Puede que una persona que pierde una mano o un brazo decida que es más fácil y, mentalmente, menos agotador usar solo la mano sana que la prótesis. Usar el brazo sano se convierte en algo mucho más automático que consumir energía mental pensando en los muchos pasos de que consta el complejo movimiento que hace funcionar una prótesis de extremidad superior.
En general, la tecnología protésica ha avanzado enormemente a lo largo de los años. Pero ha tenido más éxito la reproducción de la función de las extremidades inferiores que de las superiores. Nada puede reemplazar la pérdida, pero las prótesis de piernas tienden a ser mejores sustitutas que las de brazos, tanto funcional como cosméticamente. Con pantalones y zapatos, es fácil ocultar una prótesis de extremidad inferior. El factor humano también tiene mucho que ver. La mayoría de los pacientes que he tratado con pérdida importante de extremidad inferior desean intensamente volver a caminar. Así que trabajan, a veces durante mucho tiempo y muy intensamente, para aprender a utilizar la prótesis. Aunque la tecnología ha creado prótesis de extremidad superior increíbles, muchos pacientes deciden utilizar la extremidad sana, en lugar de la prótesis, para llevar a cabo la mayoría de, o todas, las funciones de la extremidad superior.

FOTO CORTESÍA DEL EJERCITO DE LOS EE. UU.
Mirando al futuro
Esta columna señala el inicio de un viaje que estamos a punto de comenzar, desde las yemas de los dedos hasta el hombro. En los próximos meses, los artículos sobre amputaciones de extremidad superior hablarán de la toma de decisiones, la cirugía, la rehabilitación y otras cuestiones protésicas relacionadas. Otro cirujano, el Dr. Robert Markison, dijo: “La extremidad superior es el pararrayos del alma”. Las manos y los brazos son más que meras herramientas anatómicas que desempeñan tareas por nosotros, mucho más. También nos ayudan a interpretar el mundo y a expresar quiénes somos.