“El arte de la vida está en enseñar la mano”.
— E.V. Lucas, autor y crítico inglés
Las manos para los niños
La mano es «la herramienta educativa más importante» es «el órgano ejecutivo de la inteligencia». Gracias a la mano, los niños pueden explorar su entorno, conectarse con él, construirse a sí mismos, sentirse vivos y así desarrollar su autonomía. Descubre nuestras ideas de actividades para desarrollar la motricidad fina.
Las manos hacen tanto por nosotros…
Son capaces de desempeñar una gran variedad de funciones: tocar, agarrar, sentir, sujetar, manipular, acariciar, etc. Son una parte vital porque definen quiénes somos y cómo nos vemos a nosotros mismos.
Incluso cuando hablamos
Las manos son parte importante de nosotros y de lo que decimos. Las manos ayudan a muchas personas a expresarse cuando hablan. Hay un viejo chiste que declara: “Si quieres que deje de hablar… ¡Átame las manos!” Probablemente conozca a personas que no pueden hablar sin usar las manos como ayuda visual. Quizás usted mismo sea así. Las manos desempeñan una función tan relevante a la hora de comunicarnos que incluso las empleamos en expresiones idiomáticas. Algunas frases comunes son: “tocar un punto importante”, “agarrar a alguien con las manos en la masa”, “dar el brazo a torcer”, “ponerse manos a la obra”, “señalar a alguien con el dedo” y “conocer algo como a la palma de la mano”. Y, por supuesto, son las manos las que, literalmente, hablan cuando una persona utiliza el lenguaje de signos.
Cuando pienso en las diferencias que existen entre las extremidades superiores y las inferiores, me viene a la memoria la canción “These Boots Are Made for Walking” (Estas botas son para caminar) de Nancy Sinatra. Eso es porque, en principio, las piernas son para caminar. Las manos, sin embargo, hacen muchas más cosas. La mano es un “dispositivo terminal” increíblemente multifuncional ubicado en el extremo del brazo. Podemos compararla con la pieza terminal de un gran sistema erector. El hombro, el brazo superior, el codo, el antebrazo y la muñeca forman parte de un sistema erector biológico. Están diseñados para poner su mano donde usted quiera ponerla, para que haga lo que usted quiera que haga. No solo colocan la mano en las posiciones que usted quiere, también la levantan, la giran y la estabilizan.
El espacio físico en el que movemos las manos, su campo de movimiento, es mayor que nuestro “espacio vital”. Si impulsamos el hombro y el brazo hacia adelante, podemos incluso llevar la mano más allá de sus límites habituales. Podemos retreparnos para alcanzar algo que tenemos detrás. Las piernas operan dentro del plano corporal, dentro del plano necesario para caminar. Claro, está muy bien poder poner el pie detrás de la cabeza, pero… a menos que sea una bailarina de ballet, no es algo que tenga que hacer. Sin embargo, sí hay muchas ocasiones en las que necesita poner la mano detrás de la cabeza, como cuando se asea o alarga el brazo para agarrar algo que está fuera de su alcance. Para quitarse los zapatos, necesita llegar con las manos a los pies. Es esta increíble habilidad para mover las manos la que pone de relieve la gran diferencia que existe entre la mano y el pie.