Un diagnóstico precoz y el correcto tratamiento de la lesión pueden mantener la integridad del pie, evitando gran número de amputaciones.
El llamado «pie diabético» es el resultado de la coexistencia de neuropatía y vasculopatía (que favorecen la aparición de lesiones hísticas) e infección, y puede progresar a situaciones tan graves como la gangrena.
Algunas personas con diabetes corren más riesgo que otras. Los factores que aumentan el riesgo de amputación comprenden:
Niveles altos de azúcar en sangre
Fumar
Lesión a los nervios de los pies (neuropatía periférica)
Callos o callosidades
Deformidades de los pies
Mala circulación sanguínea en las extremidades (enfermedad arterial periférica)
Antecedentes de úlceras en los pies
Una amputación anterior
Deterioro de la visión
Enfermedad renal
Presión arterial alta, más de 140/80 milímetros de mercurio (mm Hg)