Tumor óseo

Un tumor óseo es una proliferación anormal de células dentro de un hueso. Este tipo de tumor puede ser canceroso (maligno) o no (benigno). Puede causar la formación de una masa indolora. Algunas personas experimentan un dolor sordo. En algunos casos, una lesión menor puede causar una fractura cerca del tumor.

El tratamiento incluye cirugía y radioterapia. Algunos tumores no cancerosos desaparecen sin la necesidad de un tratamiento.

Varias clases diferentes de tumores pueden crecer en los huesos: tumores primarios de hueso, los cuales se forman a partir de tejido óseo y pueden ser malignos (cancerosos) o benignos (no cancerosos), y tumores metastáticos (tumores que se forman de células cancerosas que crecieron en otras partes del cuerpo y luego se extendieron a los huesos). Los tumores malignos primarios de hueso (cánceres primarios de hueso) son menos comunes que los tumores primarios de hueso benignos. Ambos tipos de tumores primarios de hueso pueden crecer y comprimir el tejido óseo sano, pero, generalmente, los tumores benignos no se diseminan o destruyen el tejido óseo y rara vez son una amenaza para la vida.

Los tumores primarios de hueso están incluidos en una categoría más amplia de cánceres llamados sarcomas. (Los sarcomas de tejido blando—que comienzan en el músculo, en la grasa, en el tejido fibroso, en los vasos sanguíneos o en otro tejido de soporte del cuerpo, incluyendo el sarcoma sinovial—no se tratan en esta hoja informativa).

El cáncer primario de hueso es raro. Representa mucho menos del 1 % de todos los cánceres nuevos diagnosticados. En 2018, se calcula que, 3450 nuevos casos de cáncer primario de huesos serán diagnosticados en los Estados Unidos.

Un cáncer que tiene metástasis (que se disemina) a los huesos de otras partes del cuerpo se llama metastático o cáncer (secundario) de hueso y se relaciona por el órgano o tejido en el cual comenzó, como, por ejemplo, el cáncer de seno que se ha metastatizado al hueso. En adultos, los tumores cancerosos que han tenido metástasis a los huesos son mucho más comunes que el cáncer primario de hueso. Por ejemplo, a finales de 2008, se calcula que 280 000 adultos entre 18 y 64 años, en los Estados Unidos estaban viviendo con cáncer metastático en los huesos.

Aunque la mayoría de los tipos de cáncer pueden diseminarse a los huesos, la metástasis ósea es particularmente probable con ciertos tipos de cáncer, incluyendo cáncer de seno y cáncer de próstata. Los tumores metastáticos en los huesos pueden causar fracturas, dolor y concentraciones anormalmente altas de calcio en la sangre, una afección llamada hipercalcemia.

Causas

La causa de los tumores óseos se desconoce. A menudo se presentan en áreas del hueso que crecen rápido. Las posibles causas incluyen:

  • Anomalías genéticas hereditarias
  • Radiación
  • Lesión

En la mayoría de los casos, no se encuentra ninguna causa específica.

Los osteocondromas son los tumores óseos no cancerosos (benignos) más generales. Suelen aparecer en las personas entre los 10 y los 20 años de edad.

Los cánceres que comienzan en los huesos se denominan tumores óseos primarios. Los cánceres de hueso que comienzan en otra parte del cuerpo (como las mamas, los pulmones o el colon) se denominan tumores secundarios o tumores óseos metastásicos. Estos se comportan de manera muy diferente de los tumores óseos primarios.

Tumores óseos malignos primarios

Nos vamos a referir a los más frecuentes e importantes:

1. Osteosarcoma
2. Condrosarcoma
3. Fibrosarcoma
4. Tumor de EWING
5. Mieloma.

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¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas más frecuentes son dolor y aumento de tamaño de la zona afectada (se nota un bulto). El dolor suele ser intermitente y no muy intenso. A veces se diagnostica tras una fractura del hueso afectado, por estar este más débil.

Los pacientes con sarcoma de Ewing avanzado pueden presentar también fiebre y afectación del estado general.

¿Cómo se diagnostican?

El diagnóstico, como siempre, comienza con la historia clínica y la exploración de la zona que duele o que tiene un bulto. A la vista de los resultados, el médico solicitará radiografías y posteriormente otras pruebas de imagen tales como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética. Además, es necesario realizar una biopsia para confirmar el tipo de tumor, analizando una pequeña muestra del tejido tumoral.

El estudio se completa con la búsqueda de enfermedad en otras localizaciones, en especial de metástasis pulmonares y óseas (en otros huesos). Este estudio incluye el TC de tórax, gammagrafía ósea y biopsia de médula ósea (en los sarcomas de Ewing).

¿Cómo se tratan?

El tratamiento inicial suele ser con ciclos de quimioterapia intensivos que requieren el ingreso en el hospital. Posteriormente, se efectúa la cirugía, siempre que sea posible, y en ocasiones se utiliza también la radioterapia para el control del tumor primario y/o de las metástasis.

Tras la cirugía, se consolida el tratamiento con más ciclos de quimioterapia y, en el caso de los osteosarcomas, también con terapia biológica (estimula o inhibe las defensas del cuerpo para ayudarlo a combatir el cáncer, las infecciones u otras enfermedades.

¿Qué pronóstico tienen?

El pronóstico de ambos tipos de tumores ha mejorado en los últimos años, aunque depende de distintos factores (edad, tipo histológico, localización de la enfermedad, presencia de metástasis). Si la enfermedad está localizada, la supervivencia se sitúa en torno al 70%, aunque disminuye hasta el 20-30% cuando existen metástasis en el momento del diagnóstico.

Es importante el seguimiento de estos pacientes por el riesgo de recaídas y por los efectos secundarios del tratamiento a largo plazo.

¿Cómo se pueden prevenir?

No se puede prevenir la aparición de tumores óseos en la infancia. No se conocen los factores que pueden favorecer su aparición ni se han visto asociados a otras enfermedades.

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