Clasificación de las amputaciones
Es el nivel electivo al cual se realiza la amputación, y obtener un muñón útil para el proceso de colocación de prótesis. La amputación es más eficaz donde menor masa existe y la longitud más adecuada de un muñón es aquella que conserva mejor la comodidad, la función y la estética. Se parte de este principio, no es posible dar unas normas exactas de longitud, pues en todo caso habrá que adaptarse a las condiciones personales y sociales del individuo.
Se debe considerar que el miembro superior tiene una función de relación y precisión, mientras que el miembro inferior tiene una función de traslación y descarga. En general se maneja los niveles de amputación en relación con la clasificación topográfica de Schwartz.25 (Ver Anexo 11.1)
Miembros superiores:
Quirúrgicamente las amputaciones de miembro superior presentan menos dificultades para la confección del muñón porque no está sometido a la presión del peso corporal como sucede con el miembro inferior. Sin embargo, existen niveles de amputación que proporcionan muñones estéticos y funcionales.
Interescapulotorácico:
Es la menos frecuente dentro de las amputaciones del miembro torácico. Solamente en los casos extremos y cuando sea imprescindible se deberá efectuar esta clase de cirugía. Debido a la extirpación de la clavícula, omóplato, húmero, es totalmente antiestético y presenta graves problemas funcionales. El muñón es prácticamente fijo, no posee grados de movilidad, por lo que la prótesis se moverá únicamente por la acción muscular del miembro contrario.
Desarticulación de hombro:
Se mantiene la pinza omoclavicular, por lo que el muñón es más estético que en la interescapulotorácica. La movilidad es mínima y corresponde a los movimientos escapulares, pero esto facilita la utilización de un sistema protésico, aunque presente dificultades de adaptación.
Amputación por arriba del codo (Transhumeral):
Con ella se mantiene una ligera libertad de movimiento a nivel escapulo- humeral, sobre todo para la flexo-extensión y la abducción de brazo, también son posibles ligeros movimientos de rotación. Si la longitud del brazo de palanca es mayor, podrá efectuar con mayor facilidad las actividades de vestido y alimentación.
Desarticulación de codo:
Es una amputación poco usual porque se consideraba sin mayor utilidad. Se realizan con mayor amplitud y facilidad los movimientos de rotación, lo cual facilita las actividades de vestido y alimentación. Conserva por tanto, la longitud total del humero.
Amputación por abajo del codo (Transradial):
Dependiendo del nivel al que se realice la amputación, será la funcionalidad que el muñón adquiera, ya que a niveles determinados se permitirán ciertos movimientos como el flexo-extensión y la prono-supinación.
Desarticulación de muñeca:
Debe tomarse en cuenta como una posibilidad muy importante, cuando el porcentaje funcional del brazo y el antebrazo sea de mayor funcionalidad, por permitir los movimientos del codo y la pronosupinación del antebrazo en todo su arco. Esto a su vez favorece la ejecución de las actividades de vestido, aseo y ciertas labores en el trabajo.
Amputaciones parciales de mano:
Transcarpiana:
Se describe dentro del grupo de las amputaciones por debajo de codo a pesar de ser una amputación parcial de la mano en el segmento proximal. Se mantiene la función total del Permite la utilización de férulas palmares que facilitan la prensión de objetos actuando como elementos fijos de asistencia. Este tipo de amputación se realiza siempre que no haya oportunidad de contar con una longitud mayor y al tener en cuenta las actividades del sujeto. El muñón de antebrazo se piensa para labores más pesadas que el muñón transcarpiano, pero las sensaciones esterognósicas son mayores en este último caso.
Transmetacarpiana:
El muñón es antiestético, pero así mismo, permite una adecuada función del antebrazo. La presión puede conseguirse con la colocación de una férula palmar o mediante la digitalización del primer metacarpiano, cuando este se ha logrado conservar íntegramente.
Parcial de los dedos: comprende sobre todo la presencia de por lo menos uno de los dedos o la amputación parcial de cualquiera de Se ha insistido sobre la utilidad de este órgano, pero vale recalcar en la necesidad de conservar al menos el dedo pulgar, la amputación de este dedo provoca una disminución en el 60% de la capacidad funcional total de la mano.
Miembros inferiores:
El miembro pélvico a diferencia del miembro torácico, presenta serios problemas funcionales cuando se ha decidido la amputación. La pérdida de la parte ósea priva al paciente de un elemento importante para el soporte de peso y de un brazo de palanca para el adecuado funcionamiento muscular. Así mismo la sensibilidad superficial y profunda se ven transformadas alterando la información sobre las presiones y posición del segmento perdido por la amputación.
Hemipelvectomía (Transborneana):
La hemipelvectomia afecta aún más que la desarticulación de cadera, en el futuro personal y social del enfermo. Como la intervención quirúrgica incluye también a las partes blandas de la pelvis menor, a veces se deja una estoma digestiva y/o urinaria que constituye una complicación suplementaria para el tratamiento. El muñón no es ni funcional, ni estético y el pronóstico funcional depende de las posibilidades de apoyo sobre el muñón que el cirujano ha podido preservar una vez terminada la intervención quirúrgica. La persistencia de un relieve óseo es de gran utilidad para poder disponer de un apoyo, que casi siempre es parcial, y a veces sirve simplemente para estabilizar la prótesis.
Desarticulación de cadera:
La desarticulación de cadera es una intervención extremadamente mutilante que se realiza en caso de tumores de mal pronóstico o de traumatismos muy graves. Tiene secuelas funcionales y sobre todo psicológicas muy importantes. Debido a la importancia tanto cualitativa como cuantitativa de las presiones a las que está sometida la zona isquiática, el cirujano debe presentar una atención muy especial a esta zona. Es imperativo que no haya ninguna zona injertada o adherente en la región isquiática ni tampoco en la cresta iliaca. Las partes blandas deben ser suficientes para proporcionar una buena cobertura.
Amputación por arriba de la rodilla (Transfemoral):
Desde un punto de vista funcional, se trata de una pérdida sensible, el apoyo es isquiático y no sobre el muñón. Además, la pérdida de la rodilla es una deficiencia muy importante, por lo que se amputa a este nivel después de haber agotado todas las posibilidades de conservación de esta estructura articular. El almohadillado se consigue gracias a la sutura de los músculos antagonistas y algunos autores recomiendan la reinserción de los aductores. El cirujano tratara de situar la cicatriz lejos de las zonas de presión, lo que en la práctica corresponde a la región distal y posterior del muñón. Cuando el muñón es suficientemente largo, la marcha rápida, la carrera y las actividades deportivas son posible.
Desarticulación de la rodilla:
Desde un punto de vista quirúrgico, se trata de una intervención poco traumática, que no requiere la sección de ningún hueso. La amputación a este nivel priva al paciente de una estructura anatómica, pero sobre todo funcional irremplazable como es la rodilla, a pesar de ello la desarticulación de la misma tiene más ventajas que la amputación Transfemoral. Cuando la piel es de buena calidad los cóndilos permiten un apoyo distal. El brazo de palanca óseo, constituido por el fémur restante, tiene una longitud máxima por lo que optimiza el rendimiento de una prótesis. En el paciente pediátrico, la desarticulación de rodilla tiene además la ventaja de conservar la región epifisaria inferior del fémur, lo cual es importante porque preserva el potencial de crecimiento.
Amputación de debajo de la rodilla (Transtibial):
En este nivel de amputación, el apoyo distal es imposible. El apoyo principal se ejerce sobre la región proximal. A nivel óseo, el cirujano trata de que la superficie de la extremidad tibial sea lo más regular posible, sobre todo donde se concentran las presiones durante la marcha. El resultado es una extremidad tibial redondeada en todas las caras, lo más roma posible. Para evitar las dificultades relacionadas con el almohadillado insuficiente, el peroné se secciona entre 3 y 4 cm por encima de la tibia, siguiendo un plano de corte oblicuo por abajo y hacia adentro. Las partes blandas no deben ser excesivas ni escasa, sino suficientes para lograr un buen almohadillado de las partes óseas.
Desarticulación de tobillo o transmaleolar (Syme):
Desarrollada en 1842 por James Syme, cirujano escoces, esta amputación se realiza dejando habitualmente intactas la tibia y el peroné, más bien una desarticulación del tobillo. Constituye el último nivel de las amputaciones parciales de pie, del que tan solo queda el talón. Éste no está unido al esqueleto por las estructuras anatómicas. En consecuencia, a veces se luxa, por lo que pierde la posibilidad de un apoyo distal. El cirujano trata de conseguir una superficie de apoyo perfectamente horizontal y resecar los maléolos de forma que no queden prominencias óseas en la zona de apoyo.
Amputaciones parciales del pie
Dedos:
Van desde la amputación de una falange hasta la desarticulación de todos los dedos del La repercusión funcional no suele ser importante y se caracteriza fundamentalmente a una rigidez articular eventualmente asociada a la anulación o reducción de la impulsión, que es importante cuando se trata del dedo gordo. El déficit secundario a la perdida anatómica a veces está incrementado por cicatrices cutáneas adherentes y/o injertadas que provocan dolor.
Transmetatarsianas:
Las secuelas funcionales son más importantes cuanto más corto es el muñón. La incapacidad se debe a la deformación del pie, que se hace equino.
Lisfranc:
Tiene una repercusión funcional intermedia entre la Transmetatarsianas y la de 26
Chopart:
Consiste en la desarticulación de la interlínea mediotarsiana, conservando del pie el talón, el calcáneo y el astrágalo, esta zona ofrece posibilidades funcionales y propiedades mecánicas potencialmente importantes e insustituibles, ya que gracias a este apoyo distal, se mantiene una adecuada mineralización del esqueleto de la pierna por la compresión axial durante las Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas que pueden indicar una amputación de extremidad son diversas, y varían al depender de si es una amputación traumática o la decisión sea realizar una amputación quirúrgica secundaría a diversas causas.
En el primer caso puede surgir la duda de hacer una amputación primaria el mismo día de la lesión; la intención de salvar el miembro puede conllevar que si es ineficaz podría dar lugar a una amputación secundaria. Por tanto, el cirujano ha de valorar detenidamente el porcentaje de viabilidad que puede presentar el miembro, con el fin de evitar poner en peligro la vida del paciente preservando un miembro inservible, sin considerar en estos casos la amputación como un fracaso terapéutico sino parte de un proceso de reconstrucción y rehabilitación alternativo a una prolongada y costosa reconstrucción, cuyos resultados pueden tener muchas probabilidades de fracaso y pérdida de la funcionalidad. En general, los criterios que indicarían una amputación tras una lesión incluirían:
Miembros superiores:
Avulsión completa: tegumentaria, nerviosa
Perdida severa de partes
Lesión completa de plexo braquial
Pérdida ósea
Isquemia caliente superior a las 6
Imposibilidad para restaurar la circulación.
Gangrena
Miembros inferiores:
Avulsión completa: tegumentaria, nerviosa y
Pérdida neurológica.
Pérdida masiva de partes
Pérdida masiva ósea.
Isquemia caliente mayor a 6
Frialdad del miembro, ausencia de puso
Imposibilidad para restaurar la circulación.
Gangrena
La semiología del paciente en la evaluación de los tejidos tiene que llevarse a cabo de manera individual, desde el plano superficial al plano profundo, comenzando por la piel, para seguir por el musculo, el hueso, los vasos y los nervios.
Piel:
Las grandes superficies de pérdida cutánea con pérdida muscular asociada pueden comprometer la posterior función de la extremidad, al ser preciso finalmente una amputación.
Músculo:
La lesión muscular con necrosis o pérdida de músculo, junto a otras lesiones tisulares, afecta el resultado funcional haciendo necesaria la amputación de la
Hueso:
La pérdida ósea segmentaria unida a la lesión masiva de partes blandas suele conllevar la amputación, ya que la reconstrucción puede dar lugar a periodos prolongados de hospitalización, múltiples cirugías, dolor crónico y poca
Vascular:
Esta lesión puede ser de las venas, arterias o de ambas. Si la reparación se realiza en las seis primeras horas tras la lesión (tiempo de isquemia caliente), la viabilidad vascular y tisular puede ser satisfactoria. Si la reparación supera las seis primeras horas, la isquemia tisular puede ser importante, al producirse un fallo renal debido a los productos de degradación muscular (Rabdomiolisis).
Nervios:
Las lesiones nerviosas importantes conllevan una pérdida permanente de la función.
Indicaciones de amputación
Absolutas:
Cuando hay pérdida total de la irrigación sanguínea del miembro o de un segmento, y no es posible
Cuando existen amputaciones traumáticas pediculadas por colgajos de piel o fascias, de más de 6 horas de en presencia de gangrena gaseosa en condiciones de guerra o en lejanías de un centro de atención.
Especificas:
Si existen destrucciones masivas de partes blandas y óseas con grado manifiesto de contaminación.
En el síndrome de compresión o aplastamiento en variantes siguientes:
Cuando existe compresión del miembro o se ha mantenido el torniquete por un periodo mayor de 8 horas, debido a que al restituirse el intercambio con el resto del organismo penetran en éste grandes cantidades de elementos tóxicos que pueden hacer peligrar la vida del paciente. En condiciones de guerra o de catástrofe, si el miembro o segmento esta comprimido por algún objeto imposible de retirar.
Relativas:
Destrucción de parte de un miembro que concomite con las otras lesiones o condiciones donde se presuponga que salvar el miembro a toda costa puede peligrar la vida del
De elección (electivas)
Amputaciones por trastornos congénitos
Amputaciones por trastornos
Amputaciones por secuelas
Amputaciones por causa estética
Pruebas diagnósticas
Como mejor prueba diagnóstica será realizar una buena anamnesis del paciente y de la historia actual de la enfermedad, valorar el riesgo-beneficio de mantener la extremidad dañada, o mejor dar como tratamiento definitivo la amputación quirúrgica. Además, hay estudios que nos brindan un mejor manejo, y a la vez una mejor atención al paciente. Tales pruebas diagnósticas vendrán determinadas por el tipo de lesión que presente el paciente, estado general del mismo o la complicación que se ha podido producir. En general, las pruebas diagnósticas más habituales a llevar a cabo, y que ayudan en la decisión de realizar o no la amputación, son:
Radiología
Fundamentalmente utilizada para conocer el estado de las estructuras óseas y el grado de lesión o deterioro de las mismas. Generalmente se efectúan distintas proyecciones que facilitan la visualización de las estructuras desde distintas perspectivas, con el fin de que el cirujano pueda valorar adecuadamente los daños causados y decidir el nivel de amputación más apropiado durante la planificación quirúrgica.
Tomografía axial computarizada (TAC)
Por medio de esta se puede tener una información más completa del estado de las estructuras que con una radiografía simple. Esta técnica requiere que el paciente se mantenga completamente inmóvil.
Resonancia magnética nuclear:
Permite observar pequeñas alteraciones que podrían pasar inadvertidas con la TAC.
Arteriografía o angiografía:
Método de visualización radiológica de las arterias u otro vaso sanguíneo. Se realiza al inyectar un medio de contraste radiopaco en el torrente sanguíneo a través de un catéter. Permite observar el estado interno y las estructuras vasculares, así como los daños u oclusión que puedan presentar. Durante la realización de la misma se hace preciso vigilar al paciente por si presentara signos de hipersensibilidad al medio radiopaco como escalofríos, temblor o disnea.
Oscilometría
Técnica utilizada, al igual que la anterior, para detectar el estado de la circulación de la extremidad afectada.
Ecografía con técnica de Doppler.
Se emplea para registrar materias o líquidos en movimiento, al detectar flujos sanguíneos y pulsos. Por medio de esta se puede conocer la presencia del riego y los diferentes pulsos en la extremidad dañada, que sería muy difícil localizar con otros métodos.
Tomografía
Utilizada para la captación y registro de una placa de las zonas frías y calientes del organismo, por medio de un detector de rayos infrarrojos. Mediante esta prueba también se puede conocer a que zonas llega el aporte sanguíneo.
Estudios de laboratorio
No suelen ser efectivos en la toma de decisiones en situaciones agudas pero si pueden orientar en situaciones posteriores. La monitorización seriada de las enzimas musculares, como la Creatina Fosfoquinasa, puede determinar el daño muscular en proceso.
Complicaciones
Las complicaciones se pueden dividir en tempranas y tardías. Entre las primeras destacan: el dolor, el hematoma, la infección, mala cicatrización, las ulceras por presión. Entre las tardías se encuentran la contractura en flexión, edema del muñón, osteófitos y neuromas.
Complicaciones tempranas
Dolor
Después de haber superado el dolor del post-operatorio inmediato, algunos pacientes continúan con dolor crónico por varias razones. El dolor del miembro fantasma se debe diferenciar del dolor residual de la extremidad. Este tipo de dolor se presenta en las amputaciones proximales, y se estima que es más frecuente en pacientes que presentan dolor en la extremidad antes de la amputación. Otro problema agregado es la lumbalgia mecánica que tiene mayor prevalencia en los amputados que en la población en general. Aunque la lumbalgia tiende a resolverse en la mayoría de los casos cuando el paciente se entrena adecuadamente para caminar de forma correcta con una prótesis y así disminuye la sobrecarga adicional en la columna.
Hematoma
La realización de una hemostasia antes del cierre, uso de drenajes y un vendaje rígido disminuyen la frecuencia de formación de hematomas. El desarrollo de un hematoma retrasa la curación de la herida y sirve como medio de cultivo para una infección. Por la posición en declive de los muñones existe peligro en la fase ambulatoria inicial de la separación de los bordes de la herida, por lo que se recomienda dejar la sutura hasta que se haya cicatrizado totalmente el muñón.
Infección (Gangrena gaseosa)
Una de las complicaciones más comunes en pacientes amputados es la infección del muñón causadas en pacientes con largas estancias en instituciones públicas y con mal cuidado del sitio amputado, en este caso es de gran importancia realizar un lavado y desbridamiento quirúrgico cuidadoso, antibióticoterapia de elección según las guías y protocolos más actualizados, y de ser necesario reamputación abierta y cierre posterior. La tasa de infección está relacionada con las técnicas de asepsia y antisepsia durante la operación y las curaciones en el período de convalecencia temprana. El uso de antibióticos se selecciona de acuerdo a los cultivos transoperatorios. Y cualquier infección profunda de la herida se debe tratar mediante un lavado y desbridamiento en sala de operaciones.
Mala cicatrización con retracción de los bordes de la herida
Este tipo de complicaciones es más común observarlas en pacientes vasculares o diabéticos, en los cuales es primordial el escoger adecuadamente el nivel de la amputación, poner énfasis en el mejoramiento del estado nutricional del paciente como pilar fundamental para una cicatrización exitosa, así también el manejo suave de los tejidos blandos y evitar la formación de hematomas. También se produce si la herida se deja abierta y no se aplica tracción a la piel. Se llega a requerir una revisión plástica o re-amputar con la finalidad de obtener cicatrización.
Úlceras por presión y necrosis
Son especialmente ocasionadas por el área de contacto y adaptación de la prótesis, y mejora readecuando la cazoleta de la prótesis. Las úlceras por presión son mucho más fáciles de desarrollarse si no se realizó un buen colgajo o una resección ósea en la que no haya dejado una superficie puntiforme.
Complicaciones tardías
Contractura en flexión
Las contracturas leves o moderadas de las articulaciones de un muñón de amputación deben evitarse mediante la colocación adecuada del muñón, estiramientos pasivos suaves y el seguimiento por parte del paciente en un programa de rehabilitación física para fortalecer los músculos y controlar las articulaciones involucradas. En la rodilla la deambulación disminuye las contracturas.
Edema del muñón
Es una complicación frecuente, debido a la cavidad donde se introduce el muñón en la prótesis la cual puede mejorar con el aumento del diámetro de la cazoleta.
Osteófitos
Complicaciones de tejido óseo que se refiere a la formación de callos óseos en la parte distal del hueso, estos perjudican deformando el muñón y complican el uso en la adaptación del muñón a una prótesis.
Neuromas
Complicación generada en las fibras nerviosas seccionadas. Al regenerarse en sentido distal y no encontrar un conducto en el cual puedan entrar a formar una especia de bola, la cual es sensible a la palpación provocando dolor en el muñón y complicando el uso de la prótesis.
Otras complicaciones
Degeneración del muñón:
la cual se presenta en todos los casos (con diversos grados). En este caso pueden observarse alteraciones degenerativas en los músculos o fragmentos residuales, sobre todo atrofia de fibras musculares acompañadas de proliferación de núcleos, miolisis, desintegración e infiltración de La atrofia progresiva puede hacer inútiles los encajes de las prótesis, los cuales son necesario rellenar y así modificar de forma constante.
Trastornos circulatorios del muñón:
Esta complicación es propia de amputación por enfermedad arterial periférica, presiones mantenidas, ulceraciones, inadecuada adaptación de la prótesis y dermatitis congestiva o mala higiene así el tratamiento de esta complicación será causal, también con la práctica de ejercicios activos de parte del
Retracciones del muñón:
Se debe realizar una mioplastia adecuada a aquellos pacientes amputados por arriba de la rodilla, evitando suturas que puedan producir deformidades en la abducción y flexión del muñón lo cual resulta verdaderamente molesto para el paciente el cual no se le realiza una buena técnica.
Síndrome del miembro fantasma
El término miembro fantasma fue acuñado en un estudio sobre amputados de la guerra civil estadounidense en 1872. El estudio de Christopher y Koepke demostró que en un 10% de miembro fantasma doloroso o dolor fantasma el cual se considera una complicación absolutamente incapacitante, la cual puede estar presente en cualquier extremidad amputada, demostró que existía este síndrome debido al atrapamiento de los nervios seccionados por otras estructuras cicatrízales. Se supone que este síndrome se inicia por irritación periférica de estos nervios seccionados, los cuales a su vez estimulan a las estructuras superiores, pero al no existir una coexistencia anatómica causa dolor. La descripción de la sensación fantasma y el dolor de muños ayudan a identificar el nervio, así como la reacción de la piel, el signo de Tinel (Phalen) y la hiperestesia. Complicación muy frecuente que aparece en casi todos los pacientes amputados (55-90%).
Karaguiosov, Krusen, Jensen y Wall establecen que debe hacerse una exacta distinción entre tres entidades separadas al atender el tipo de sensación que conforman el fenómeno del miembro fantasma. Esta clasificación es sólo descriptiva, no diferencia alguna en la fisiopatología:
Dolor en el muñón: es una sensación dolorosa localizada, como su nombre lo indica, en el muñón.
Sensación fantasma:
Es cualquier percepción no dolorosa en el miembro
Dolor de miembro fantasma: es una manifestación dolorosa que de manera aparente se localiza en la parte del cuerpo que
Conforme el nivel de amputación es más cercano a las articulaciones, tanto en sentido proximal como en sentido distal, resultados menos favorables y mayores son las dificultades que el paciente tiene que afrontar. Los principales problemas son el aumento de la tensión a la que se ve sometida la piel para recubrir el muñón y el pequeño brazo de palanca para el manejo de la prótesis. No obstante, el uso de prótesis que sustituya al miembro amputado puede reequilibrar gran parte de las complicaciones a largo plazo, aunque para ello se requiere un tratamiento de fisioterapia que le ayude a adaptarse a la nueva situación. Al ser todas estas complicaciones físicas propias de una amputación no se puede olvidar ni dejar de lado el impacto emocional que ello implica al individuo afectado por lo cual es aconsejable terapia psicológica para ayudar a superar el trauma.
Tratamiento
Todo amputado debe comenzar a movilizarse después de las 48 horas de la intervención quirúrgica siempre y cuando no existan complicaciones.
Lo primero que se debe hacer es evaluar la historia clínica del paciente y hacer especial énfasis en la parte cognitiva, para garantizar que pueda atender y entender las instrucciones que se le den, ya que si existe alguna limitación a este nivel, las instrucciones se darán a los familiares Los objetivos principales son:
Control de Cicatrización
Evitar contracturas del muñón.
Mantener o recuperar fuerza muscular del tronco y tratar el dolor, para que no interfiera con las actividades del paciente. Si no hay dolor, hay participación más activa en los ejercicios y está más apto para recibir instrucciones sobre el entrenamiento para el uso de la prótesis. Siempre anticiparse al dolor, y tomar los analgésicos antes de que este aparezca. Ello mejora en cierta medida el dolor postoperatorio y en algunos pacientes disminuye el riesgo de desarrollar miembro fantasma. Lo que se busca es explicarle al paciente la existencia de este síndrome y las características, para disminuir los temores, prevenir caídas y lesiones del muñón o de otras extremidades. Dolor posterior a la amputación, antes de pensar en síndrome de miembro fantasma, descartar que la herida presente:
Infección.
Inflamación.
Los opiáceos solo deben ser utilizarlos durante el postoperatorio inmediato, no a largo plazo ya que no hacen que desaparezca este síndrome de miembro fantasma.
En la elección del tratamiento antibiótico para las amputaciones mayores de causa traumática, teniendo en cuenta que se refiere a procedimientos de cirugía vascular, las infecciones generalmente son causadas por microorganismos oportunistas, tales como S. aerus, S. epidermidis y en menos frecuencia por enterobacilos gramnegativos.
La cefazolina, una cefalosporina de primera generación y con una larga vida media es el antibiótico a elección. Las cefalosporinas de segunda generación como la cefuroxima no han demostrado mejores resultados. Para pacientes con historia de alergia a betalactámicos, la Vancomicina a dosis de 1 gramo vía intravenosa, diluido en suero y administrada en 10 minutos previos a la intervención también han mostrado resultados óptimos. En el caso de la cefazolina para cirugías de amputación mayor la pauta profiláctica es: una dosis única de cefazolina 2 gramos vía intravenosa justo antes de comenzar la cirugía, idealmente durante la inducción anestésica, ayuda a proporcionar una adecuada concentración tisular durante el procedimiento. Cuando la cirugía se prolonga o existen perdidas hemáticas importantes, se puede repetir dosis sucesivas de 1 gramo.
Factores de riesgo
Un accidente es definido por la Real Academia Española como un “suceso eventual o acción de que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas”. En este caso se hablará de accidentes y/o eventos, en los que toda persona se ve afectada físicamente, y como consecuencia tuvo la necesidad de atención hospitalaria.
Accidentes de tránsito
Se puede hablar de accidente de tránsito como aquel evento que sucede sobre la vía en el que participan uno o más vehículos en marcha en el cual resultan heridos o muertos con daños a la propiedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en las carreteras de todo el mundo mueren al año al menos medio millón de personas y unos 15 millones sufren lesiones por accidentes de tránsito. Las cifras de heridos varían significativamente según la población y la densidad del tráfico, así como el grado de aplicación de las medidas preventivas y correctivas.
Accidentes domésticos
Ser los responsables del 5% de las defunciones es el dato que sitúa a los accidentes domésticos en esta posición, tan sólo detrás del cáncer, de patologías del corazón y de enfermedades cardiovasculares.
Caídas:
Acabar en el suelo por una caída es ser parte del 51% de los siniestros que se producen en el ámbito doméstico. Para no formar parte de este porcentaje se aconseja mantener los suelos limpios, tener cuidado con las alfombras y acatar las normas de convivencia.
Cuando el paciente refiere dolor secundario a una caída, lo primero es no levantar al accidentado. Después, asegurarse si la caída ha supuesto fracturas, luxaciones o pérdida de conciencia, en cuyo caso, es necesario la atención médica inmediata para la evaluación correspondiente.
Golpes, cortes y aplastamientos:
Esta triada provoca en el hogar cerca del 31% de todas las heridas. Amueblar el hogar con armarios de cantos redondeados en el primer caso; guardar los objetos cortantes en el segundo, y fijar los elementos de decoración en el tercero, son algunas medidas para prevenir este tipo de accidentes.
Ya sea por el choque con un armario o por el golpe con un cuadro mal sujeto, las dos acciones que se deben realizar después de un traumatismo son inmovilizar y aplicar frío. En el caso de un corte superficial, las medidas son diferentes: limpiar la zona afectada con suero fisiológico, después con antiséptico y dejar curar al aire libre. Lateralizar la cabeza para evitar asfixia.
Accidentes laborales.
Accidentes de transito.