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Niños y adulto con amputación de pierna * MG Latam

Las causas de las amputaciones en la infancia difieren ligeramente de las de los adultos, pues pueden ser:
Congénitas. Son aquellas en las que el niño nace sin la formación o con una malformación en alguna de las extremidades. Es el tipo de amputación más frecuente entre los niños (80%). Pueden deberse a múltiples factores, bien sean genéticos o por agentes externos, que actúen a nivel embrionario o fetal (radiación, fármacos, etc).
Traumáticas. son las derivadas de un accidente, golpe, caída, etc.
Por enfermedad. Se deben a la resección de un segmento corporal secundariamente a la presencia un tumor, infección, quemaduras.

Los niveles por los que tiene lugar la amputación de un segmento corporal pueden ser diferentes, yendo desde la extremidad completa hasta una pequeña parte del pie o la mano.

Sin embargo, lo importante de la amputación es que el muñón (la parte final del segmento amputado) presente un buen estado para que se pueda adaptar lo mejor posible la futura prótesis. Es decir, tenga la forma adecuada, ofrezca estabilidad, tenga un brazo de palanca correcto, que ocasione el menor dolor o molestias posibles y sea capaz de soportar roces o presiones.

Hay ciertas diferencias entre el niño y el adulto que tendremos presentes:
Los niños se encuentran en el período de crecimiento, con lo que va a ser diferente si las epífisis de crecimiento (puntos desde los que crece el hueso) se pierden o no en la amputación. Si no se conserva la zona de crecimiento del hueso, el hueso no va a poder crecer y puede quedar un muñón corto.
Contrariamente, puede ocurrir que mientras el niño sigue creciendo, el hueso amputado crezca demasiado en el extremo del muñón, lo que puede dar dolor y problemas en el uso de la prótesis.
Por eso la mejor opción para los menores suele ser la desarticulación. Esto es, cuando la amputación se realiza a nivel de la articulación, por ejemplo, cuando se conserva el fémur completo, pero el niño no conserva ni la pierna ni el pie). Esta es una de las formas en las que se puede asegurar que el muñón crece bien sin dar molestias y mejora el apoyo en la prótesis.

La piel del niño es más elástica y tiene mejor irrigación, lo que le ayuda a cicatrizar mejor y más rápido que en el adulto
En amputaciones congénitas no hay síndrome del miembro fantasma. Éste “dolor fantasma” se produce por estímulos nerviosos que el cerebro continúa enviando como consecuencia de la alteración del esquema corporal sufrida tras la amputación. En el caso de las amputaciones congénitas, el niño crece con este esquema en el que falta una extremidad, por lo que su cerebro no “echa de menos” esta parte del cuerpo y no hay esa rara y molesta sensación.