La amputación de las garras va más allá del corte de uñas, pues se corta la primera falange de cada dedo, que es la zona donde crecen las uñas. Además de infecciones, los gatos sufren la deformación de las patas.
Las garras del gato forman parte de su naturaleza felina. Representan uno de sus rasgos más identificativos con los que llevan a cabo muchas actividades: cazan, juegan, marcan su territorio, caminan y trepan. Son tan importantes, que un gato sin uñas retráctiles es como un elefante sin trompa. La desungulación de los felinos resulta perjudicial para su salud y bienestar, se explica en qué consiste esta práctica y las soluciones para que el gato dé rienda suelta a sus zarpas sin provocar problemas en casa.
Desungulación de gatos: ¿en qué consiste?
La desungulación, oniquectomía o extirpación de las uñas del gato consiste en la amputación de la primera falange de sus garras. El Grupo de Estudio de Medicina Felina de España (GEMFE) de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales recuerda que esta extirpación “es un proceso quirúrgico muy doloroso que, además, implica complicaciones en más del 50% de los casos”.
Algunos de los problemas que pueden surgir tras la intervención quirúrgica para quitar las uñas a un gato son:
Dolor intenso, que puede tornarse en crónico, y hemorragias.
Transcurrido un tiempo tras la desungulación, infecciones, fístulas, cojera o recrecimiento de las uñas.
Consecuencias para la salud de un gato desungulado:
Algunas comunidades autónomas, como la catalana, ya recogen en su ley de protección animal la prohibición de extirpar las uñas a los felinos, por razones, como las que apunta el GEMFE:
Un gato sin uñas carece de sus herramientas naturales para desenvolverse y defenderse de sus depredadores.
Un felino desungulado no puede caminar de manera correcta, ni rascarse, jugar o relajarse marcando el territorio con sus garras.
Un gato con las garras amputadas suele desarrollar problemas de comportamiento, como ansiedad y agresividad.
Ejemplo de ello es lo que se estudia en Estados Unidos específicamente en Nueva York, el cual podría convertirse en el primer estado en prohibir la amputación de las garras a los gatos. Los legisladores votaron a favor de que el procedimiento sea ilegal, excepto cuando sea médicamente necesario para el gato.
El proyecto solo necesita la firma del gobernador, Andrew Cuomo, para convertirse en ley. Los críticos de esta práctica, que implica cortar un segmento del hueso unido a la garra, la califican como “bárbara e inhumana”. Pero la Sociedad de Medicina Veterinaria de Nueva York argumenta que aún debería ser una opción en casos en los cuales el gato pueda ser abandonado o sacrificado.